La artista abderitana se convierte así en una de las selectas personalidades almerienses que cuentan con placa honorífica en la capital de España (colocada en el Parque del Oeste), algo que solo han conseguido unos pocos como el poeta de Laujar Francisco Villaespesa o el escultor de Ohanes Juan Cristóbal. Convertida en toda una estrella mediática a mediados de los noventa, por obra y gracia del periodista Pepe Navarro, La Veneno fue en uno de los personajes más políticamente incorrectos de la televisión, gracias a un desparpajo soez y gracia andaluza, llena de expresiones populares almerienses, que la convirtieron rápidamente en todo un fenómeno nacional. Con una vida marcada por sus problemas familiares y el sórdido mundo de la prostitución, del silencio tras su paso por la cárcel, Cristina resurgió con fuerza, llegando incluso a publicar sus memorias poco antes de su fallecimiento, por un extraño accidente doméstico. Entre su legado se cuenta una canción que fue todo un éxito, la techno rumba “Veneno pa tu piel”.