“The dark side of the moon” es una de las cumbres del rock (progresivo, en este caso). Un álbum conceptual donde tocaron el delicado tema de la enfermedad del que fue su líder, Syd Barret, y que ha conseguido convertirse en todo un referente de la música popular. Más de 45 millones de copias vendidas en el mundo avalan la conexión que Pink Floyd tuvo con el público logrando que un disco tan exigente como éste lograra aunar a crítica y oyentes como pocas veces se ha dado en lo más alto de los superventas, rompiendo así todo tipo de convenciones. Grabado en los míticos estudios Abbey Road de Londres, el álbum se lanzó antes en Estados Unidos (1 de marzo) que en Europa (24 de marzo). Mágico, personal y resistente al paso del tiempo, su portada es una de las imágenes icónicas del rock.