Ya está aquí 'LUX', el disco más esperado del año y el cuarto para la artista de pop española de mayor proyección internacional de la historia: ROSALÍA. La creadora de 'Pienso en tu mirá' o 'Malamente' está en un momento dulcísimo a nivel creativo y es un placer poder acompañarla en tiempo real, como lo tuvo que ser vivir en directo la explosión de los Beatles, David Bowie, Led Zeppelin, Michael Jackson o Björk. En este ansiado nuevo larga duración, Rosalía avanza hacia lo sinfónico y espiritual, habiéndolo grabado junto a la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la batuta de Daníel Bjarnason y con arreglos de la premio Pulitzer Carolina Shaw. 'LUX' explora temáticas de la mística femenina, la transformación, la fe y la posteridad, un mensaje subrayado por su portada donde la antigua ‘Motomami’ aparece vestida con un hábito blanco y velo. En este nuevo trabajo, Rosalía pasa del barro urbano de su etapa anterior a lo orquestal y clásico. Se trata de un álbum muy largo, dividido en cuatro movimientos como una sinfonía, en el que canta en más de diez idiomas —desde el español al catalán pasando por el ucraniano, el alemán, el caló o el árabe— y que mezcla constantes toques de rotura electrónica con flamenco, vals, chanson francesa y spoken word. Esta variada macedonia estilística, atravesada por las cuerdas de la tradición, se presenta como una ópera que ella misma moderniza. La edición digital incluye 15 canciones, que serán 18 en el formato físico con la incorporación de "Focu ‘Ranni" —la canción que presuntamente le dedica a su ex Rauw Alejandro—, "Jeanne", a lo Edith Piaf, y una curiosa "La novia del robot", en clave hip-hop. Un vinilo que estará a la venta por 41,90 euros, un precio "quizá no tan místico". 'LUX' es también un prodigio vocal, una exhibición de los matices y quiebros que puede alcanzar su cante. Las letras, desprejuiciadas y depuradas, buscan alojarse en la memoria del oyente con contundentes golpes de efecto, creando una colección de frases poéticas e intensas. Desde la revisión de aquella de Mike Tyson, “te follaré hasta que me quieras” en "Berghain", a “Me pongo guapa pa’ mi Dios” o “soy la diva de tu garage", el álbum es muy yoísta, una característica que corresponde a una superestrella. Hasta en "Magnolias" organiza su propio funeral, la fantasía de un narciso, en un disco donde sería interesante cronometrar los momentos en los que su voz no está. Aunque los arabescos flamencos de la autora de 'El Mal Querer' nunca se obvian, y se pueden encontrar ritmos y melodías como en "Dios es un Stalker", 'LUX' supone un viraje hacia una música más litúrgica, de aroma tradicional y algo aflamencada que, como la propia artista confesó a The New York Times, es exigente para el oyente. Esta condición define el disco: Rosalía se la juega yendo hacia otro lugar no tan comercial. Sin planes de gira concretos, Pino Sagliocco, presidente de Live Nation en España, ha intuido que este trabajo podría retener al público joven y conquistar a la franja mayor. Y, efectivamente, con 'LUX', Rosalía lo ha vuelto a hacer. Porque "lo de Rosalía ha sido llegar y vencer", porque "Rosalía lo lleva a otro nivel y rompe las costuras del pop y se eleva como un icono mundial". La compositora vuelve a carecer de críticas negativas; al contrario, la prensa, tanto nacional como internacional —desde The Guardian, Pitchfork a Rockdelux—, "se rinden a Rosalía". Y es que, una vez más, ha demostrado ser una genia generando una narrativa exitosa casi por automatismo. Y eso que incluso ella misma avisa de la naturaleza ardua de la obra. Otro disco fundamental para el pop más valiente.