Con su lanzamiento el 20 de febrero de 1984, The Smiths cambió las reglas del juego en el pop británico al instante. No eran tan oscuros y depresivos como Joy Division, tan sintéticos (o más bien nada) como The Human League o tan rock and roll como Elvis Costello and the Attractions. No tenía la telaraña elaborada de The Cure o los lamentos de la catedral de Siouxsie Sioux. En cambio, la voz monótona de Morrissey se elevaba y se agriaba en contraste con el majestuoso trabajo de guitarra de Johnny Marr, lleno de misterio y tristeza. Con un vocalista tan irreverente como magnético, que mostraba una nueva masculinidad, pocos letristas han sabido reflejar en sus grabaciones ese 'angst' adolescente contenido en canciones como 'There is a light that never goes out', 'Panic', 'Girlfriend in a coma' o 'Heaven knows I'm miserable now'. Los 40 años le sientan estupendamente bien a este debut homónimo de los Smiths cuyo cenit está consierado, unos años después, el mítico 'The Queen is dead', publicado en 1986, aunque este primer álbum siempre ha gozado del favor de la crítica y el público, especialmente por contener los éxitos 'This Chaming man', 'Hand in glove', 'Still ill' y 'What difference does it make?'. La muerte de su bajista Andy Rourke el pasado año, así como las desavenencias irreconciliables de Morrisey -de dificilísimo carácter y excentricidades insoportables-, con la timidez de Johnny Marr han hecho siempre inviable la posibilidad de un reencuentro entre los miembros del grupo. Si volvieron Ella Baila Sola..., no perderemos la esperanza de poder celebrar a una de las leyendas del pop británico mientras sigan entre nosotros.